Etiqueta: pobreza

Museo del Prado, Lázaro y el rico Epulón Leandro Bassano, hacia 1570. Óleo sobre lienzo, 150 x 202 cm.

Lázaro y Epulón: el pobre conquista el Cielo (Tiempo ordinario, C, 26º domingo)

Llevamos ya unas semanas meditando sobre pobreza y riqueza, sobre corazones entregados o divididos. En estas lecturas se nos presenta la necesidad de «hacerse pobre»; quizá para que no pensemos que uno nace rico o pobre y ya está predestinado a condenarse o salvarse y no puede cambiar su vida ni el mundo: como dice el Aleluya, Cristo, siendo rico se hizo pobre para enriquecernos a los demás (que, por cierto, repite el del domingo pasado).

Museo del Prado, Lázaro y el rico Epulón Leandro Bassano, hacia 1570. Óleo sobre lienzo, 150 x 202 cm.
Museo del Prado, Lázaro y el rico Epulón
Leandro Bassano, hacia 1570. Óleo sobre lienzo, 150 x 202 cm.

LEER LOS TEXTOS:

Profecía de Amós (Am 6, 1a, 4-7): ¡Ay de aquellos que se sienten seguros!

Salmo 146: El Señor endereza a los que ya se doblan.

Lectura de la primera carta de San Pablo a Timoteo (1 Tim 6, 11-16 ): Combate, conquista la vida eterna, guarda el mandato.

Aleluya (2 Co 8, 9): Jesucristo se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza.

Evangelio según San Lucas (Lc 16, 1-13), el pobre Lázaro y el rico (apodado tradicionalmente Epulón, que deriva del verbo latino epulor, festejar, cenar suntuosamente): recibiste bienes y él males, por eso tú eres atormentado y él consolado. Tus familiares: que escuchen a Moisés y los profetas. Seguir leyendo «Lázaro y Epulón: el pobre conquista el Cielo (Tiempo ordinario, C, 26º domingo)»

El hijo pródigo recoge su legítima, óleo de Murillo en el Museo del Prado.

Dios es el objeto de nuestro deseo de felicidad (Tiempo ordinario, C, 25º domingo)

El deseo de felicidad es la prueba subjetiva de la existencia de Dios marcada en el corazón de cada ser humano. Sobre ello nos hablan las lecturas del 25º domingo del Tiempo Ordinario (ciclo C: leccionario I). Solo Dios puede saciar ese deseo, en cambio, muchos son los hombres que caen en la avaricia y desprecian a los pobres y la pobreza; frente a ellos Jesús recuerda que no se puede servir a Dios y a las riquezas. El amor a Dios y el amor al prójimo son dos caras de una misma moneda, en cambio, es incompatible con ellos el egoísmo del amor propio, cuyo exclusivismo manifiesta particularmente la avaricia: El dinero no da la felicidad, que en cambio exige salir de uno mismo y darse a los demás.

Leer los textos.

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Tira de Snoopy sobre el libro de Job.

Estudio, trabajo, esfuerzo y sacrificio, ¿hacen madurar a mujeres y hombres?

Madurar es ser hombres y mujeres, y para lograrlo se requiere ejercer la fortaleza en el trabajo y el estudio: para cada uno, es ser protagonista de su vida. Podemos plantear un proyecto de trabajo -con un título algo impersonal- o en realidad un proyecto de vida -con la segunda opción de título, más personal: ¿Qué significa madurar? – ¿En qué voy a cambiar durante este curso?

En este vídeo (a partir de 5:25) vemos como el proyecto y propósito de ser hombre que el rey David expone a su hijo Salomón pasa por el sacrificio vivido en el trabajo o en el estudio. ¿En qué aspectos puede mejorar cada uno su carácter y madurar por medio de la virtud de la fortaleza? En algunos casos, como los vídeos siguientes, parece obvio pues la mera asistencia a clase exige a algunos un esfuerzo extraordinario. ¿Pueden lograr lo mismo quienes lo tienen más fácil?
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