
A veces se comenta la parábola de los talentos (Mt 25, 14-30) instando a hacer lo que se pueda, se tenga poco o mucho, pero los contemporáneos de Jesús debieron quedarse asombrados al oír que un hombre dejaba a otro ¡un talento! La vida es, cualquier vida, un enorme don, cuando se compara con el tesoro que suponía un talento: 34 kilos de oro, a fecha de hoy, cuando un gramo de oro cuesta 51 euros, serían 1.746.000 euros. ¿Quién diría que solo le han dejado ocuparse de una cantidad semejante?
Lecturas del XXXIII domingo (ciclo A) del Tiempo Ordinario.
Como se suele decir, el primer millón es el más difícil de conseguir. Así se puede entender que se califique de siervo malo o inútil y haragán o perezoso al que enterró el talento: no solo es perezoso porque no hizo nada, sino que hizo algo muy malo, ya que puso en peligro esa enorme cantidad de dinero al no ponerla en lugar seguro, y también puede entenderse que es malo al criticar a su señor, o desde luego muy tonto si, sabiendo que no se va a conformar con que le devuelvan lo prestado, no hace nada para obtener beneficio.
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