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Antonio Peris: Nuestra Señora de Gracia.

Credo 29: La Comunión de los Santos y la Maternidad universal de María

Tras estudiar la Iglesia, el Credo nos hace reflexionar sobre la Comunión de los Santos, producto de compartir las cosas santas y cuyo efecto es la unión real de las personas.

En este punto el Compendio del Catecismo incluye la meditación de María como Madre de la Iglesia e intercesora universal: aquí sería también razonable haber hecho referencia a las indulgencias; sin embargo, el compendio no las mencionará hasta hablar, algo más adelante en el Credo, de la Vida Eterna (y por ello del Purgatorio: pero precisamente remitiendo a la comunión de los santos, p. 211), y más adelante al hablar del sacramento de la Penitencia (p. 312).
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Cúpula del Valle de los Caídos

Todos los Santos, intercesores de nuestro encuentro con Dios

La fiesta de Todos los Santos nos recuerda esta comunión necesaria para lograr nuestro propio encuentro con Dios. Cada uno de ellos es intercesor ante el único Mediador Jesucristo, y en primer lugar la Madre de Dios, que tiene un papel singular en la salvación de cada persona.

Además de la devoción a María, cada cual puede acudir a otros mártires y santos. Sobre las vidas de algunos de ellos podemos encontrar información en estos vídeos del canal centroeuropa.

Al acercarse la fiesta de Todos los Santos, puedes elegir alguno para hacer un proyecto, mural, trabajo, etc.

  1. San José.
  2. Santos Inocentes.
  3. San Esteban (+34). Primer mártir cristiano.
  4. San Pablo (5-67). Apóstol de los gentiles.
  5. María Magdalena (20-fines s. I). Apóstol de apóstoles.
  6. Mártires romanos (34-306).
  7. Santa Perpetua (180-202). Mártir romana.
  8. San Agustín (354-430) y santa Mónica. Padre de la Iglesia latina y su madre.
  9. San Patricio (400-493). Apóstol de Irlanda.
  10. San Ildefonso (607-667). Arzobispo de Toledo.
  11. Santos Cirilo y Metodio (815-885). Evangelizadores de los pueblos eslavos.
  12. San Bernardo (1090-1153), el monje que supo amar y reír.
  13. San Juan de Mata (1150-1213) redentor de cautivos, fundador de Trinitarios.
  14. Santo Domingo de Guzmán (1170-1221). Fundador de los Dominicos.
  15. San Francisco de Asís (1182-1226). Fundador de los Hermanos Menores.
  16. Santa Isabel de Hungría (1207-1231) Patrona de las enfermeras.
  17. Santa Clara de Asís (1194-1253) discípula de san Francisco.
  18. San Fernando de Castilla y León (1199-1252). Rey y conquistador.
  19. Santo Tomás de Aquino (1225-1274), el más santo de los sabios.
  20. Santa Gertrudis la Grande (1256-1302), Heraldo del Sagrado Corazón.
  21. Beato Ramon Llull (1232-1316), el hombre que demostró el cristianismo.
  22. Beato Urbano V (1310-1370), el Papa que quiso regresar a Roma.
  23. Santa Catalina de Siena (1347-1380), Jesús le contó su vida.
  24. Santa Juana de Arco (1412-1431), mártir en la Guerra de los Cien Años.
  25. Santa Beatriz de Silva (1426-1492), fundadora de las Concepcionistas Franciscanas.
  26. Santo Tomás Moro (1478-1535), mártir en Inglaterra.
  27. Francisco de Javier (1506-1552), misionero en Oriente.
  28. San Ignacio de Loyola (1491-1556), fundador de los Jesuitas.
  29. San Pedro de Alcántara (1499-1562), penitente, contemplativo y consejero.
  30. San Francisco de Borja (1510-1572), general de la Compañía de Jesús.
  31. Santa Teresa de Jesús (1515-1582), reformadora del Carmelo.
  32. San Juan de la Cruz (1542-1591), patrón de los poetas (Cántico Espiritual).
  33. San Pedro Canisio (1521-1597), segundo apóstol de Alemania.
  34. Santo Toribio de Mogrovejo (1538-1606), apóstol de los indios (Perú)
  35. Santa Rosa de Lima (1586-1617), primera santa americana.
  36. Beata María de la Encarnación (madame Acarie) (1565-1618), llevó a las carmelitas a Francia.
  37. San Roberto Belarmino (1542-1621).
  38. San Francisco de Sales (1567-1622), obispo y fundador.
  39. San Miguel de los Santos (1591-1625), trinitario al que Jesús «prestó» su Corazón.
  40. San Martín de Porres (1579-1639), primer santo mulato.
  41. Mártires de Japón (1597-1639).
  42. San José de Cupertino (1603-1663), monje «volador».
  43. Venerable María Jesús de Ágreda (1602-1665), a quien la Virgen contó su vida.
  44. Mártires de las Islas Británicas (642-1697).
  45. Margarita Bourgeoys (1620-1700). Fundadora y santa en Canadá.
  46. San Juan Bautista de La Salle (1651-1719), fundador de los Hermanos de la Doctrina Cristiana.
  47. Beato Bernardo de Hoyos (1711-1735), apóstol del Sagrado Corazón.
  48. Mártires de Francia (303-1837).
  49. Mártires de Corea (1619-1846).
  50. Bienaventurada Pauline Jaricot (1799-1862), fundadora de las Obras Misionales.
  51. Santa Catalina Labouré y la Medalla Milagrosa (1806-1876).
  52. Santa Bernadette Soubirous (1844-1879), vidente de las apariciones de Lourdes.
  53. Mártires de Uganda (1885).
  54. San Juan Bosco (1815-1888), fundador de los Salesianos.
  55. San José Damián de Veuster (1840-1889), misionero en Molokai, la isla de los leprosos.
  56. John Henry Newman (1801-1890), primer santo contemporáneo inglés.
  57. San Conrado de Parzham (1818-1894), portero del santuario de Altötting.
  58. Santa Teresita del Niño Jesús (1873-1897). Carmelita y patrona de las misiones.
  59. Santa María Goretti (1890-1902). Niña mártir de la pureza.
  60. Santa Gema Galgani (1878-1903). Joven italiana.
  61. Bonifacia Rodríguez Castro (1837-1905), primera santa de Salamanca.
  62. Beato Marcelo Spínola (1835-1906), arzobispo de Sevilla.
  63. Carlos de Foucauld (1858-1916). Santo en el Sahara.
  64. Santa Teresa de los Andes (1900-1920). Primera santa chilena.
  65. Siervo de Dios Antonio Gaudí (1852-1926), arquitecto de la Sagrada Familia de Barcelona.
  66. San José Moscati (1880-1927), «el médico de los pobres».
  67. Mártires de México (1527-1928).
  68. Mártires de China (1648-1930).
  69. Beata Conchita Cabrera (1862-1937). Madre y santa mexicana.
  70. Santa Faustina Kowalska (1905-1938). Jesús le reveló la Divina Misericordia.
  71. San Rafael Arnáiz (1911-1938), diabético que acompañó a Jesús en la Cruz.
  72. Mártires del Siglo XX en España (1934-1939).
  73. San Maximiliano Kolbe (1894-1941). Mártir en Auschwitz.
  74. Santa Teresa Benedicta de la Cruz (1891-1942).
  75. Mártires del nazismo (1939-1945).
  76. Beata Alexandrina Da Costa (1904-1955). Alma víctima, portuguesa.
  77. Beato Leopoldo de Alpandeire (1864-1956). Capuchino en Granada.
  78. Santa Gianna Beretta (1922-1962). Madre que dio su vida para que naciera su hija.
  79. San Juan XXIII (1881-1963). Papa.
  80. San Pío de Pietrelcina (1887-1968). Capuchino italiano.
  81. Santa Maravillas (1891-1974) fundadora del Carmelo del Cerro de los Ángeles.
  82. Beata Guadalupe Ortiz (1916-1975). Profesora.
  83. San Josemaría Escrivá (1902-1975). Fundador del Opus Dei.
  84. San Óscar Romero (1917-1980). Arzobispo de San Salvador, mártir.
  85. Mártires del comunismo (1917-1984).
  86. Venerable Jérôme Lejeune, descubridor del síndrome de Down.
  87. Santa Teresa de Calcuta (1910-1997). Fundadora y Premio Nobel de la Paz.
  88. San Juan Pablo II (1920-2005). Papa.
  89. Beato Carlo Acutis (1991-2006). Joven italiano.

Santos Valle de los Caídos
Santos en el mosaico de la cúpula del Valle de los Caídos. Foto Santiago Mata, 19-2-2022.

La razón es el instrumento del que cada ser humano está dotado para conocer sin error, es decir con certeza mediante un razonamiento correcto, lo esencial sobre Dios: su existencia (que es creador: prueba objetiva, induciendo de los seres la existencia del Ser) y su bondad (induciendo también la causa a partir del efecto, esta vez con una prueba subjetiva: la huella de Dios en el ser humano, y en consecuencia que retribuirá el bien y castigará el mal).

Para superar la misteriosa huella del  mal que es patente en nuestra concupiscencia, Dios ha establecido un remedio en nuestra propia carne: si desde un principio el hombre era un ser social, y la vida en comunión entre varón y mujer llevaba a la comunión con Dios, una vez dañada su naturaleza y alejados del paraíso, los hombres seguimos siendo seres sociales y encontramos la salvación en una comunión de los santos: comunión con el primer Santo, Jesús, que es Dios encarnado, y en los demás santos, en los que actúa Jesucristo. La redención no consiste en una vuelta a la casilla de partida, sino en una mejora real, que no es una mera reparación de la naturaleza humana: esta sigue dañada pero con la Encarnación Dios acompaña desde dentro a cada ser humano.

Los cristianos fracasamos cuando nos consideramos importantes

La tarde del jueves 5 de septiembre de 2019 el Papa Francisco respondió así en la Catedral de la Inmaculada Concepción de Maputo a la pregunta sobre la crisis de identidad del sacerdote:

Queridos hermanos y hermanas, nos guste o no, estamos llamados a enfrentar la realidad tal como es. Los tiempos cambian y debemos reconocer que a menudo no sabemos cómo insertarnos en los nuevos tiempos, en los nuevos escenarios; podemos soñar con las “cebollas de Egipto” (cf. Nm 11,5), olvidando que la Tierra Prometida está adelante y no atrás, y en ese lamento por los tiempos pasados, nos vamos petrificando, nos vamos “momificando”. No es algo bueno. Un obispo, un sacerdote, una religiosa, un catequista momificado. No, no está bien. En lugar de profesar una Buena Nueva, lo que anunciamos es algo gris que no atrae ni enciende el corazón de nadie. Esta es la tentación.
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