Del 19 al 26 de noviembre de 2019 está prevista la visita del papa Francisco a Tailandia y Japón: en este país, al ser perseguidos en el siglo XVII, después del ejemplo de los mártires de Japón, se dio el fenómeno de que las comunidades cristianas sobrevivieron durante más de dos siglos sin sacerdotes ni Eucaristía, solo con los sacramentos del bautismo y el matrimonio, y practicando una forma peculiar de penitencia, con la esperanza de un futuro regreso de los misioneros católicos. Así permaneció viva la fe particularmente en Nagasaki, ciudad que pagaría también un extraordinario tributo de sangre con las víctimas de la segunda bomba atómica arrojada sobre Japón.
«Proteger toda vida» es el lema de una visita que incluirá también Tokyo e Hiroshima, dos ciudades igualmente emblemáticas por el daño a la vida humana y la destrucción de la naturaleza; de hecho, el lema está tomado de la oración con que Francisco termina la encíclica Laudato si, y por tanto conecta con el proyecto de educación en la ecología recientemente anunciado por el Papa.
Las comunidades mártires de Nagasaki son objeto de viajes de peregrinación que algunos han querido hacer coincidir con el viaje del papa Francisco.