He reflejado los milagros eucarísticos en España en este mapa. Algo que aparece con claridad es que los milagros eucarísticos son fenómenos muy escasos en proporción a la «cantidad» de veces que entramos en contacto con la Eucaristía: esta se confecciona y reparte, por así decirlo, en millones de ocasiones antes de que tengamos oportunidad de saber de alguno de estos fenómenos «más extraordinarios». Parece que una primera conclusión que podríamos sacar es la de que un milagro eucarístico suele estar ligado a una época e incluso a una situación incluso personal y concreta: que aparte de que pueda tener una significación y mensaje relativos a qué es la Eucaristía y al aprovechamiento de ella en general, puede llevar mensajes muy particulares.Es evidente en casos como el de Caravaca o en todos aquellos casos en que está vinculado a dudas, sacrilegios, etc.
Puede verse en mi canal esta presentación en vídeo (tras el 1º, el 2º, 3º, 4º y final).
Por esa singularidad se comprende también que la Iglesia no haya asumido como tarea certificar estos milagros: de ninguno de la Antigüedad consta una verificación, de los de la Edad Media apenas puede señalarse el de Lanciano y solo en la edad contemporánea hay algunos (como los que menciona Serafini, a quien luego citaré; o los 16 que estudia Castañón) a los que se ha tratado de aplicar pruebas científicas.
En cuanto a su interpretación más general, además de lo que se dice más abajo acerca del papel que juegan los milagros como apoyos a la fe pero no parte misma de la fe (algo que se puede ilustrar por ejemplo con el milagro de la curación del paralítico que debía servir para dar credibilidad al del perdón de los pecados: pero con la diferencia de que, para los creyentes en el Evangelio, también se nos pide creer en los milagros «testimoniales» de Cristo como ese); en cuanto a las ideas me parece que convendrá dejar fijada una que iremos descubriendo y es que los milagros, si ilustran la fe en la Eucaristía, también podremos ver que ilustran acerca principalmente sobre tres cuestiones:
- La Eucaristía como Sacrificio (Ivorra).
- La Eucaristía como Comunión (Daroca).
- La Eucaristía como presencia (Alcalá-Moraleja de Enmedio).
(Claro que hay milagros que dan testimonio de asuntos doctrinales aparentemente menores, como la validez de la ordenación sacerdotal por herejes, como el caso de Moncada).
Y en cuanto a cuestiones teológicas que quedan abiertas, pueden mencionarse las que refiere Franco Serafini al final de su libro Un cardiólogo visita a Jesús, acerca de la imposibilidad de estudiar el ADN (p. 208-212): 1) que simplemente puede deberse a la pésima conservación, 2) que Dios se oculta y no quiere que todo se pueda resolver, 3) que los cuerpos gloriosos tendrán un ADN diferente (libre de agentes patógenos, mutaciones y en consecuencia repeticiones inútiles); aunque no sepamos si estos milagros son parte del Cuerpo resucitado de Cristo, no son desde luego ya parte de su Cuerpo bajo especie de pan ni de su Cuerpo mortal (del cual tenemos restos con los que presentan diferencias).
Cronológicamente, los milagros de los que podemos ocuparnos en España son:
1010 Ivorra.
1231 Caravaca.
1239 Daroca: corporales, Hijuela (palia que Isabel dejó a Bobadilla para el convento de dominicos y hoy en Carboneras de Guadazahón) y palia (tercer paño) en Santa María de Vallicella, Roma.
1251 San Juan de las Abadesas.
1280 Aniñón. Hijuela y Hostia pegada a ella en capilla del Grial de Valencia.
1300 Cebreiro.
1370 Cimballa (Zaragoza).
1420 Guadalupe (Cáceres).
1427 Zaragoza.
1533 Ponferrada (León).
1568 Alcoy (Alicante).
1597 Santas Formas de Alcalá.
1657 Montserrat.
1824 Onil (Alicante).
1907 Silla (Valencia).
1936 Moraleja de Enmedio (Madrid).
Si conocen el caso del beato Carlo Acutis, sabrán que dos puntos que atrajeron el interés de Carlo para divulgar la fe católica fueron los milagros eucarísticos y las apariciones de la Virgen en distintos puntos del mundo. En este canal de Youtube hay una lista de vídeos en los que se leen relatos de milagros eucarísticos en todo el mundo:
Es preciso tener en cuenta que, si bien estos fenómenos (tanto las apariciones como los milagros) pueden sin duda servir para avivar la fe, o incluso suscitarla, no son algo esencial, ni necesario, y por tanto quien quiera, con todo respeto, puede ignorarlos si no le parecen relevantes: a esto se refiere el punto 67 del Catecismo de la Iglesia católica: ahí sin embargo se dice también que el sentido de los fieles sabe descubrir en ellos una llama de Cristo.
¿Llamada a qué? En el caso de los milagros eucarísticos, a creer en su presencia real, a tratarle con respeto y a ser posible llegar hasta la adoración, es decir, a ponerle en el lugar que merece en nuestra vida. Pero más que teorizar sobre qué quiere Dios con esas manifestaciones donde, como digo y dice la Iglesia, es cada uno quien tiene que saber hasta dónde le lleva su “sentir” (entendiendo esa palabra no como sentimiento humano, sino como virtud, delicadeza y aptitud para responder a las gracias que Dios nos da), digo que lo mejor será dar un repaso a algunos de estos milagros, dejando para el final aquel al que se dirige la peregrinación de esta parroquia, que no es otro que el llamado prodigio eucarístico de Moraleja de Enmedio. Y en honor a Carlo Acutis lo haré precisamente con esos materiales que él mismo preparó: http://www.miracolieucaristici.org/es/Liste/list.html
Lo importante es ser consciente de que la Eucaristía debe ser para nosotros, como él decía, “mi autopista al cielo”, y si a uno le sirven estas “guías” para conducir por esa autopista, muy bien, y si no las necesita, pues también muy bien.
Se pueden ver 18,30 minutos de este vídeo para comprender que la peculiaridad de Moraleja es que se conservan perfectamente las apariencias de pan fresco (o hasta el 23 para explicaciones adicionales):
Como vemos, algunos milagros tienen como fin disipar las dudas sobre la presencia de Cristo: tanto de los que las tienen voluntariamente (como en Ivorra en 1010, o en O Cebeiro en 1300) como de quienes son piadosos y no las quieren (como el padre Pedro en Guadalupe, 1420), o incluso de aquellos que las tienen fundadamente porque no saben si han sido válidamente ordenados (como en Moncada). En otros casos la duda no es del sacerdote (como en Caravaca). Hay prodigios asociados a la Eucaristía (como el de santa María Egipciaca) o el hecho de conservarse esta, sin que sepamos si es un recordatorio de que Él permanece con nosotros a pesar de que le olvidemos (como en S. Juan de las Abadesas) o un premio por haber cuidado de la Eucaristía o hasta de la caridad mutua (como se piensa que puede ser en Moraleja) -incluso con los difuntos, como en Montserrat-, o incluso una advertencia para evitar una profanación o para invitar a la conversión tras haberse producido un robo sacrílego, como en Santarem (1247), Zaragoza (1427), Ponferrada (1533), Alcoy (1568), Gorkum (Gorinchem, 1572), Alcalá (1597), Onil (1824) o Silla (1907). En el caso de Moraleja, más que señal de triunfo sobre los profanadores, parece que la conservación de la Eucaristía podría entenderse como premio a quienes la protegen.