Si en el domingo 25 (Si no te paras y agradeces, das coces) se nos decía que los últimos pueden ser los primeros en función de su actitud, las lecturas del domingo 26 nos recuerdan que incluso cuando hayamos vuelto atrás por el pecado, podemos recuperar posiciones mediante la penitencia. Todo tiene remedio, incluso la muerte, a condición de que sepamos ser penitentes, o, en palabras del párroco de Simancas, reconducir los sentimientos hacia una pasión noble (en vez de dejarnos dominar por ellos, que es el sentimentalismo dominante).
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