La fe es don de Dios, que toma la iniciativa para salvar al hombre; pero este debe responder con la adhesión del corazón y el testimonio. Ante una petición lógica de los discípulos, de nuevo Cristo responde con una paradoja que resalta el poder de la fe y al mismo tiempo la importancia de la humildad con que debemos acogerla, sin pensar nunca que sea importante lo que ponemos de nuestra parte. Desde estas premisas, podemos confiar en salvarnos por la fe y no temer a nada ni nadie para dar testimonio de ella.
Textos de las lecturas del 26º Domingo del Tiempo Ordinario (ciclo C):
Lectura de la profecía de Habacuc (Hab 1, 2-3; 2, 2-4): El justo por su fe vivirá.
Salmo responsorial: Sal 94, 1-2. 6-7c. 7d-9 (R/.: cf. 7d-8a): «No endurezcáis vuestro corazón».
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (2 Tim 1, 6-8. 13-14): No te avergüences del testimonio de nuestro Señor.
Aleluya (1 Pe 1, 25): Esta es la palabra del Evangelio que os ha sido anunciada.
Evangelio según san Lucas (Lc 17, 5-10): «Auméntanos la fe».
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