El Pantallismo es una amenaza para nuestras vidas, pero sobre todo es una realidad ya asentada en la mayoría de los jóvenes: con el comienzo del curso no se me ocurre nada mejor que proponer a los padres el reto de proteger a sus hijos con las 12 normas básicas que da en este vídeo el doctor Miguel Ángel Martínez-González.
Para más recursos frente al pantallismo y otras adicciones a él asociadas (pornografía, ludopatía) y sus consecuencias (hasta el suicidio), es conveniente leer su libro Salmones, hormonas y pantallas, y visitar la página sobre lo que llama la Revolución de los salmones.
El pantallismo es un fenómeno complejo, ya que cada nuevo paso de la tecnología puede convertirse en un alienante: en el caso de la inteligencia artificial, es lo que puede suceder con la dependencia de chats y bots como los del Replika o Character.ai.
El autor asistirá a un congreso sobre pantallismo en el Aula Pablo VI de Madrid los días 4 y 5 de octubre de 2024.
La coincidencia del comienzo del curso (2024-2025) en que hago esta propuesta y el domingo 22º del Tiempo Ordinario (ciclo B) en que se lee el Evangelio de San Marcos (cap. 7, versículos 1-8, 14-15 y 21-23) en que Jesucristo critica la hipocresía es una buena ocasión para rechazar la presunción de que todo se arregle con medidas externas o prohibiciones, responsabilizando de los males a otros o a la propia tecnología: naturalmente, el bien y el mal moral son decisión de cada persona, pero precisamente por respeto a la dignidad de las personas se debe exigir que las circunstancias en que las personas vivimos no supongan una presión hacia el mal casi irresistible, que permite hablar de «estructuras de pecado», como hacía san Juan Pablo II hasta 9 veces en la encíclica Sollicitudo rei socialis para denunciar la presión contra la libertad que se vivía en las sociedades comunistas. Hoy es otro el sentido de las presiones ambientales, pero semejante la violación constante de la dignidad humana.
Por tanto aquí no se trata de una mera campaña para contrarrestar la falta de atención, los efectos psicológicos del pantallismo, o incluso daños más severos como los que empujan al suicidio (que no sería poco frenar unas y otras presiones), sino sobre todo de la defensa de la dignidad más radical, aquella que permite reconocer el bien y el mal y elegir en conciencia. Sin acusar, por tanto, a nadie de impedir el ejercicio de la libertad, sí hay que denunciar los condicionamientos que lo hacen francamente difícil.
En la línea de quienes denuncian el pantallismo, recuerdo el libro de Desmurget que lo acusa de convertir a los niños en cretinos digitales. Aquí va un vídeo con 7 de sus consejos y un par de páginas en las que reflexiona sobre por qué hemos podido dejarnos convencer de que algo tan nocivo sea un avance:
Hay programas que fomentan adiciones no solo a las pantallas, sino directamente a la pornografía, uno de ellos es La Resistencia, de David Broncano, a quien ahora pagamos todos con dinero público en su programa de TVE La Revuelta, como explica el sacerdote Francisco Javier Bronchalo en Religión en Libertad.
Una crítica reciente a uno de los fenómenos de adicción pantallista es la que hace contra Roblox Pablo Muñoz Iturrieta en este vídeo que titula: El juego que arruinará tu vida.