CAPÍTULO SEGUNDO «AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO»
CUARTO MANDAMIENTO: HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE
455. El cuarto mandamiento ordena honrar y respetar a nuestros padres, y a todos aquellos a quienes Dios ha investido de autoridad para nuestro bien.
456. Dios ha instituido la familia. El matrimonio (que une a un hombre y una mujer) y la familia (formada por el matrimonio y sus hijos) están ordenados al bien de los esposos y a la procreación y educación de los hijos. La familia se convierte en Iglesia doméstica.
457. La familia es la célula original de la sociedad humana, y precede a cualquier reconocimiento. Los principios y valores familiares constituyen el fundamento de la vida social.
458. Deberes de la sociedad: sostener (solidaridad) y consolidar (subsidiariedad) el matrimonio y la familia. Respetar, proteger y favorecer la verdadera naturaleza del matrimonio y de la familia, la moral pública, los derechos de los padres, y el bienestar doméstico.
459. Los hijos deben a sus padres respeto, reconocimiento, docilidad y obediencia. En caso de que los padres se encuentren en situación de pobreza, de enfermedad, de soledad o de ancianidad, los hijos adultos deben prestarles ayuda moral y material.
460. Deberes de los padres: ser los primeros responsables de la educación de sus hijos y los primeros anunciadores de la fe. Amar y de respetar a sus hijos como personas y como hijos de Dios.
461. Los padres educan a sus hijos en la fe cristiana principalmente con el ejemplo, la oración, la catequesis familiar y la participación en la vida de la Iglesia.