37. Solo hay un Dios, que se ha revelado como el Único (Dt 6,4; Is 45, 22: no existe ningún otro; Mc 12, 29: único Señor), en el que no hay división porque Jesús y el Espíritu Santo son también Dios y Señor.
38. Dios revela su nombre a Moisés en Ex 3, 14: Yo soy el que soy, YHWH; se sustituye por el Señor, y al ser llamado así en el NT, Jesús revela ser Dios.
39. Sólo Dios es en sí mismo la plenitud del ser y perfección. Jesús también se llama Yo soy (Jn 8, 28).
41. Dios es la Verdad misma (1 Jn 1, 5), su Hijo ha sido enviado para dar testimonio de la Verdad (Jn 18, 37).
42. Dios es Amor (1 Jn 4, 8) que ama dando a su Hijo para que el mundo se salve (Jn 3, 16-17), al enviar al Hijo y al Espíritu Santo revela que Él mismo es eterna comunicación de Amor.
44. El misterio central de la fe es la Trinidad, en cuyo nombre nos bautizamos.
45. Hay huellas del ser trinitario en la Creación, pero la intimidad del ser de Dios como Trinidad Santa es un misterio inaccesible a la sola razón, revelado por Jesucristo y fuente de todos los demás misterios.
46. Dios es Padre porque engendra eternamente al Verbo, su Hijo (también por crear el universo y al hombre).
47. El Espíritu Santo procede del Padre -principio sin principio- y del Hijo por el don eterno que el Padre hace al Hijo. Enviado, guía a la Iglesia al conocimiento de la verdad plena (Jn 16, 13).
48. La Iglesia expresa la fe trinitaria confesando un Dios en tres Personas, distintas por sus relaciones recíprocas e idénticas a la plenitud de la única e indivisible naturaleza divina.
49. Las tres Personas divinas son inseparables en su única substancia y en su obrar, pero cada Persona se hace presente según el modo que le es propio.