106. Las tentaciones de Jesús en el desierto recapitulan la de Adán. Cristo, nuevo Adán, resiste, y su victoria anuncia la de su Pasión, en la que su amor filial dará suprema prueba de obediencia.
107. Jesús invita a todos los hombres a entrar en el Reino de Dios; llamándolos a convertirse y aceptar la infinita misericordia del Padre. El Reino pertenece a quienes lo acogen con corazón humilde.
108. Jesús acompaña su palabra con signos y milagros para atestiguar que es el Mesías. Él no ha venido para abolir todos los males de esta tierra, sino ante todo para liberarnos de la esclavitud del pecado.
109. Jesús elige a los Doce, futuros testigos de su Resurrección, y los hace partícipes de su triple misión: enseñar, santificar y gobernar la Iglesia. Pedro ocupa el primer puesto, con la misión de custodiar la fe en su integridad y de confirmar en ella a sus hermanos.
110. En la Transfiguración Jesús muestra que su gloria pasa a través de la cruz, y otorga un anticipo de su resurrección y de su gloriosa venida, «que transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo» (Flp 3, 21).
111. Jesús decide subir a Jerusalén para sufrir su Pasión, morir y resucitar. Como Rey-Mesías entra en la ciudad montado sobre un asno; y es acogido por los pequeños, cuya aclamación es recogida por el Sanctus de la Misa: «¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna! (¡sálvanos!)» (Mt 21, 9).