Categoría: 2. SACRAMENTOS

La segunda parte, titulada «La celebración del misterio cristiano», presenta los elementos esenciales de la lex celebrandi. El anuncio del Evangelio encuentra, efectivamente, su respuesta privilegiada en la vida sacramental. En ella los fieles experimentan y dan testimonio en cada momento de su existencia, de la eficacia salvífica del misterio pascual, por medio del cual Cristo ha consumado la obra de nuestra redención. Ver todas las entradas.

Sacramentos: todas las entradas del compendio

La segunda parte del compendio del catecismo de la Iglesia católica, titulada «La celebración del misterio cristiano», explica los siete sacramentos.

  1. ¿Qué es la liturgia?
  2. El Misterio Pascual en los sacramentos.
  3. Celebración de la liturgia.
  4. El Bautismo.
  5. La Confirmación.
  6. La Eucaristía en el designio de salvación.
  7. La celebración de la Eucaristía.
  8. Presencia de Cristo en la Eucaristía.
  9. La Comunión.
  10. La Penitencia (interior).
  11. Qué pecados deben confesarse.
  12. Ministro y efectos de la Confesión.
  13. La Unción de los Enfermos.
  14. El Orden Sacerdotal.
  15. El Matrimonio.

Sacramentos 8: Presencia de Cristo en la Eucaristía

Para introducir este tema en tiempo de Pascua, la pregunta podría ser: ¿dónde está hoy Jesucristo resucitado? Habría tres respuestas. Pero antes que nada, mientras esperamos que lleguen los que faltan, podemos ver esta galería de cuadros sobre la Eucaristía en El Prado, así como oír y meditar el Adoro te devote, himno compuesto por Santo Tomás de Aquino en 1264 para la Fiesta de Corpus Chirsti:

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Sacramentos 11: Qué pecados deben confesarse

302. Los elementos esenciales del sacramento son dos: los actos del hombre que se convierte y la absolución del sacerdote, que concede el perdón en nombre de Cristo.

303. Los actos del penitente son cinco: 1) examen de conciencia; 2) contrición (o arrepentimiento: dolor de los pecados), perfecta cuando está motivada por el amor a Dios, imperfecta cuando se funda en otros motivos, e incluye 3) el propósito de la enmienda (de no volver a pecar); 4) la confesión (decir los pecados al confesor); 5) la satisfacción (cumplir la penitencia) para reparar el daño causado por el pecado.

304. Se deben confesar todos los pecados graves aún no confesados que se recuerdan después de un diligente examen de conciencia.

305. Todo fiel, que haya llegado al uso de razón, está obligado a confesar sus pecados graves al menos una vez al año, y de todos modos antes de recibir la sagrada Comunión.

306. La Iglesia recomienda vivamente la confesión de los pecados veniales, ya que ayuda a formar una recta conciencia y a luchar contra las malas inclinaciones, a dejarse curar por Cristo y a progresar en la vida del Espíritu.

Como se ve la Iglesia exige pedir perdón a Dios, pero hay cuatro perdones que aparecen en esta película y sobre los que quizá no reflexionamos lo suficiente: perdonarse a uno mismo, pedir perdón, pedir (a Dios) el perdón (para perdonar a otros sin rencor) y pedir (a Dios) que se perdonen los hombres, como medicina para los males del mundo:

Perdonarse Pedir perdón Pedir el perdón Pedir que se perdone
00:27:00 00:59:19 01:20:10 01:38:53
00:15:00 00:54:15 01:06:30 01:28:53
00:11:52 00:05:04 00:12:49 00:10:00 00:39:45

Sacramentos 13: La Unción de los Enfermos

EL SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

314. Con Jesús llega la victoria sobre el pecado, el sufrimiento y la muerte. Nuestro sufrimiento, unido al de Cristo, puede convertirse en medio de purificación y salvación, para nosotros y para los demás.

315. La Iglesia tiene un sacramento para los enfermos, instituido por Cristo mismo y atestiguado por Santiago: «¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor» (St 5, 14-15).

316. El sacramento de la Unción de los enfermos lo puede recibir cualquier fiel que comienza a encontrarse en peligro de muerte por enfermedad o vejez. La celebración de este sacramento debe ir precedida, si es posible, de la confesión individual del enfermo.

317. El sacramento de la Unción de los enfermos sólo puede ser administrado por los sacerdotes (obispos o presbíteros).

318. La celebración consiste en la unción con óleo, acompañada de la oración del sacerdote, que implora la gracia especial de este sacramento.

319. Efectos: una gracia particular, que une a la Pasión de Cristo, da fortaleza, paz, ánimo y el perdón de los pecados, si el enfermo no ha podido confesarse. A veces, la recuperación de la salud física. Prepara al enfermo para pasar a la Casa del Padre.

320. El Viático es la Eucaristía recibida por quienes están por dejar esta vida terrena y se preparan para el paso a la vida eterna. Es semilla de vida eterna y poder de resurrección.

Sacramentos 12: Ministro y efectos de la Confesión

307. Cristo confió el ministerio de la reconciliación a sus Apóstoles, a los obispos y a los presbíteros. Ejercen el poder de perdonar los pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

308. La absolución de algunos pecados particularmente graves (como son los castigados con la excomunión) está reservada a la Sede Apostólica o al obispo, salvo en peligro de muerte.

309. Todo confesor está obligado, sin ninguna excepción y bajo penas muy severas, a mantener el sigilo sacramental, el absoluto secreto sobre los pecados conocidos en confesión.

310. Efectos del sacramento de la Penitencia: reconciliación con Dios (perdón de los pecados); reconciliación con la Iglesia; recuperación del estado de gracia, si se había perdido; anulación de la pena eterna de los pecados mortales y en parte de las penas temporales; paz y serenidad, consuelo del espíritu; aumento de la fuerza espiritual.

311. En caso de grave necesidad (peligro de muerte), se puede dar la absolución colectiva, haciendo propósito de confesar individualmente los pecados graves ya perdonados de esta forma.

312. Las indulgencias son la remisión ante Dios de la pena temporal merecida por los pecados ya perdonados en cuanto a la culpa, que el fiel obtiene de la Iglesia para sí mismo o para los difuntos.

Sacramentos 10: La Penitencia (interior)

CAPÍTULO SEGUNDO. LOS SACRAMENTOS DE CURACIÓN

295. ¿Por qué Cristo instituyó la Penitencia y la Unción de los enfermos?

Porque la vida cristiana puede debilitarse y perderse para siempre a causa del pecado.

PENITENCIA Y RECONCILIACIÓN

296. Nombres: Penitencia, Reconciliación, Perdón, Confesión y Conversión.

297. ¿Por qué hay un sacramento de la Reconciliación después del Bautismo?

Porque la gracia del Bautismo no suprimió la debilidad de la naturaleza humana ni la inclinación al pecado (esto es, la concupiscencia).

298. El Señor resucitado instituyó este sacramento cuando dijo a sus Apóstoles: «A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos» (Jn 20, 22-23).

299. La conversión es una tarea ininterrumpida para toda la Iglesia, que, siendo santa, recibe en su propio seno a los pecadores.

300. La penitencia interior implica el dolor y el rechazo de los pecados, el firme propósito de no pecar más, y la confianza en la ayuda de Dios. Se alimenta de la esperanza en la misericordia divina.

301. La penitencia puede tener expresiones muy variadas, especialmente el ayuno, la oración y la limosna, en particular en tiempo de Cuaresma y el viernes, día penitencial.

Sacramentos 9: La Comunión

289. Los fieles tienen obligación de participar de la Santa Misa todos los domingos y fiestas de precepto. La Iglesia recomienda que se participe también los demás días.

290. La Iglesia recomienda recibir también, con las debidas disposiciones, la sagrada Comunión, estableciendo la obligación de hacerlo al menos en Pascua.

291. Para recibir la sagrada Comunión se debe estar plenamente incorporado a la Iglesia Católica y hallarse en gracia de Dios, es decir sin conciencia de pecado mortal. Quien ha cometido un pecado grave debe confesarse antes de comulgar.

292. Frutos de la sagrada Comunión: acrecienta nuestra unión con Cristo y con su Iglesia, conserva y renueva la gracia, recibida en el Bautismo y la Confirmación, y nos hace crecer en el amor al prójimo. Perdona los pecados veniales y preserva de los pecados mortales.

293. Los ministros católicos pueden dar lícitamente la Comunión a los miembros de las Iglesias orientales que lo soliciten, y a miembros de otras comunidades eclesiales que, en una grave necesidad, la pidan y manifiesten la fe católica respecto al sacramento.

294. La Eucaristía es prenda de la gloria futura porque nos colma de toda gracia y bendición del cielo.

Sacramentos 7: La celebración de la Eucaristía

277. La celebración eucarística se desarrolla en la liturgia de la Palabra y la liturgia eucarística, que comprende la plegaria eucarística, con la consagración, y la comunión.

278. El ministro de la celebración de la Eucaristía es el sacerdote (obispo o presbítero), válidamente ordenado, que actúa en la persona de Cristo Cabeza y en nombre de la Iglesia.

279. Los elementos esenciales y necesarios para celebrar la Eucaristía son el pan de trigo y el vino de vid.

280. El sacrificio de la Cruz y el sacrificio de la Eucaristía son un único sacrificio. Son idénticas la víctima y el oferente. Es distinto el modo de ofrecerse: de manera cruenta en la cruz, incruenta en la Eucaristía.

281. La Eucaristía se ofrece por todos los fieles, vivos y difuntos, en reparación de los pecados de todos los hombres y para obtener de Dios beneficios espirituales y temporales. También la Iglesia del cielo está unida a la ofrenda de Cristo.

Sacramentos 6: La Eucaristía en el designio de salvación

271. La Eucaristía es el sacrificio mismo del Cuerpo y Sangre de Jesús que Él instituyó para perpetuar el sacrificio de la Cruz. Es el memorial de su Muerte y Resurrección, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la vida eterna. Seguir leyendo «Sacramentos 6: La Eucaristía en el designio de salvación»