Etiqueta: Encarnación

Jesús en el Tiberíades, Antonio Muñoz Degrain hacia 1909 ©Museo Nacional del Prado

Jesús a Zaqueo: Es necesario que hoy vaya a tu casa (Domingo 31 del T.O. C)

En el anterior domingo (30º del Tiempo Ordinario, ciclo C), Jesús seguía enseñando las características de la oración, en particular la humildad, con la parábola del fariseo y el publicano. Ahora Él en persona toma ocasión del deseo de Zaqueo por verle para abordarle y decirle que es necesario que hoy vaya a su casa. Dios no se conforma con dar al hombre los medios para buscarle con la oración, sino que acude en persona a redimirle.

Textos de la liturgia del XXXI domingo del Tiempo Ordinario (ciclo C):

Lectura del libro de la Sabiduría (Sab 11, 22 — 12, 2): Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que hiciste.

Salmo responsorial (Sal 144, 1bc-2. 8-9. 10-11. 13cd-14): El Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (2 Tes 1, 11 — 2, 2): Oramos continuamente por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos de la vocación.

Aleluya (Jn 3, 16): Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 19, 1-10): El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.

Seguir leyendo «Jesús a Zaqueo: Es necesario que hoy vaya a tu casa (Domingo 31 del T.O. C)»

Credo 14: Jesucristo, Dios y Hombre verdadero

90. El Hijo de Dios asumió un cuerpo dotado de un alma racional humana. Con su inteligencia humana Jesús aprendió muchas cosas mediante la experiencia. Pero, también como hombre, el Hijo de Dios tenía un conocimiento íntimo e inmediato de Dios su Padre. Conocía los pensamientos de los hombres y los designios eternos que Él había venido a revelar.

91. ¿Cómo concordaban las dos voluntades del Verbo encarnado? Jesús tenía una voluntad divina y una voluntad humana. La voluntad humana de Cristo sigue, sin oposición o resistencia, su voluntad divina, y está subordinada a ella.

92. Cristo asumió un verdadero cuerpo humano, mediante el cual Dios invisible se hizo visible. Por esta razón, Cristo puede ser representado y venerado en las sagradas imágenes.

93. ¿Qué representa el Corazón de Jesús? Cristo nos ha conocido y amado con un corazón humano. Su Corazón traspasado por nuestra salvación es el símbolo del amor infinito que Él tiene al Padre y a cada uno de los hombres.
94. La Virgen María concibió al Hijo eterno en su seno por obra del Espíritu Santo y sin la colaboración de varón: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti» (Lc 1, 35), le dijo el ángel.

Credo 13: Jesucristo nació de Santa María Virgen

85. El Hijo de Dios se encarnó en el seno de la Virgen María, por obra del Espíritu Santo, por nosotros los hombres y por nuestra salvación.

86. La Iglesia llama «Encarnación» al misterio de la unión admirable de la naturaleza divina y la naturaleza humana de Jesús en la única Persona divina del Verbo.

87. En la unidad de su Persona divina, Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre, de manera indivisible.

88. El Concilio de Calcedonia (año 451) enseña que Jesucristo es consubstancial con el Padre según la divinidad, y consubstancial con nosotros según la humanidad; “en todo semejante a nosotros, menos en el pecado” (Hb 4, 15).

89. Todo en la humanidad de Jesús –milagros, sufrimientos y la misma muerte– debe ser atribuido a su Persona divina, que obra a través de la naturaleza humana que ha asumido.