Converso es el documental con el que David Arratibel se reconcilia con el hecho de que toda su familia se haya hecho católica. Digo que se reconcilia porque la película evidencia una evolución en la forma de mirar el hecho religioso, manifiesta en que ha querido unir los «dos bandos» -el de los que tienen fe y quienes no la tienen, en este caso el director- en una sola palabra, que es substantiva para los primeros (los que se han convertido) y verbo para los segundos (los que quieren conversar sobre la fe). Una agradable y doble sorpresa, la de que quienes tengan fe sepan explicarse sin estridencias, y la de que quienes parecen alejados de ella se interesen sinceramente por ella.

Si el Espíritu Santo entra en tu casa, ¿es posible hacer una película sobre él?, es el subtítulo de este documental que vale la pena ver para superar la vergüenza o la indiferencia sobre la fe, por un lado, o la rutina y el fanatismo real o aparente, por parte de aquellos que dan por supuesto que se merecen tener la fe que dicen vivir.

Esta es una película para que cada cual medite por su cuenta si tiene que convertirse o conversar hacia/con/sobre Dios. Arratibel ha hecho su tarea -más bien habría que decir los Arratibel han hecho su tarea- y nos animan a dar un paso al respecto.

Cines donde puede verse desde el 29 de septiembre de 2017 y la web oficial donde se puede pedir información si el documental se proyecta en salas de la propia ciudad.

Converso ganó la Biznaga de Plata al Mejor Director en la Sección Oficial de Documentales del 20º Festival de Málaga, además del Premio del Público en la 11ª edición del Festival Internacional de Documentales Punto de Vista de Navarra 2017.

Me parece también interesante el testimonio de conversión de Dimitri Conejo, a quien pude escuchar en el preestreno de Converso, y que sitúo en su punto álgido (segundo 34:54) en este vídeo: